
"Tras dos años de lactancia con mi primera hija, con lo que esa leche ha emanado y creado (inmunidad, protección, alimentación, lazo, entre otros), no puedo más que volver a visionar esos pasillos del supermercado en mi cabeza y preguntarme qué precio debiera pagar una madre por una leche en el mercado que está siempre ahí, donde tú estés, a la temperatura ideal, que no se te olvida, que altera su composición a medida que tu bebé va creciendo con el fin de adecuarse a sus necesidades, cuya versatilidad la convierte en nutrientes que favorecen el desarrollo intelectual de tu criatura, que ayuda al desarrollo de su sistema nervioso central, evita a la larga enfermedades cardiovasculares pero también tiene la capacidad de calmar el miedo, el cansancio, proporcionándoos unión y calor".